Con esta secuela Marvel Studios pretende atraer
a todas las audiencias siguiendo la estela de la empresa matriz- la Disney
Studios- pero no solo a los fans del mundo dibujado de Marvel sino a todas las
generaciones de la familia. ¿Cómo hacerlo?:con una puesta al día de aquellos
comics de referencia salidos del genio de Jack Kirby y Stan Lee, pero
contemporaneizados en su look y diálogos al estilo de los "Ultimates"
donde se ha tuneado gran parte de la nómina de sus personajes.
Esta nueva entrega del dios de Asgard, más
que de autor, lleva la marca del presidente de producción de Marvel Studios,
Kevin Feige empeñado, según el director Alan Taylor, en llevar el proyecto a su
máximo nivel sin importar las reescrituras que el guión necesite.
Parece que “la Casa de las Ideas”, tras el
éxito de los Vengadores se toma en serio la explotación en la gran pantalla del
universo Marvel a fin de que fans de los comics-books y público en general puedan agradecerlo en
taquilla .
Conflictos filiales: una relación de amor-odio. |
Un travelling a vista de
pájaro.
En el guión de "Thor: The Dark World
" (2013) ese intento de seducción generalista se ha hecho con distintos
ingredientes :
a) Con humor a mayor dosis que en
la primera película.
Está presente en el diálogo de los personajes
(la ayudante Darcy, en el comportamiento del Dr. Selvig que recuerda al
profesor de Fringe; en situaciones críticas llevadas al punto paródico ( el uso
del artefacto que subsume en otra dimensión a los elfos en Londres); en la
transformación de Loki en el Capi (guiño al universo Marvel); o en el efecto
lúdico en que se convierte un vórtice gravitacional localizado en un edificio
abandonado.
b) El diseño de producción pretende
un Asgard más realista y físico, con sus tonalidades brillantes y soldados de
bruñida coraza. Las columnas con basamentos afiligranados, las mazmorras
high-tech, el plateado mar de Asgard, la gran cascada sobre el vacío, el puesto
vigía de Heimdall, los drakkars voladores, los cañones antiaéreos, la cúpula protectora
del palacio de Odín, son diseños que exhiben la parte no mostrada en el primer
filme.
Se otorga más peso al aspecto
descriptivo, con un plus de acción y realismo menoscabando la parte dramática
centrada en las relaciones paternofiliales de los dioses asgardianos.
c) Concesión a los fans de las
historietas de papel que tienen en memoria los rasgos de los personajes
centrales de la saga de Thor. Algunos como Heimdall (un imponente Idris Elba)
adquieren más protagonismo así como el grupo de compañeros de armas del héroe –
Sif y los Warriors Three– , en los que se ha cuidado su parecido iconográfico
con los comics, sobre todo el grafismo de Jack Kirby (nótese en Sif o Fandral )
d) Giros argumentales y espejismos
dirigidos al espectador – la reina Frigga ocultando lo que Malekith busca; la
argucia que planea Thor con su aliado accidental para vengar a su madre en los desiertos
de Svartalfheim , o el diálogo final con sorpresa entre Odín y su hijo Thor que
decide alejarse del trono y la política.
e) Mitología y Acción. El recurso a
los mimbres míticos se ve en ese prólogo narrado en “voice over” al estilo de " Lord of the Rings" , donde el
“Eter”, un concepto sobrenatural como la Fuerza o el anillo de Frodo , se
convierte en un aliado poderoso, en este caso absorbiendo la energía de la
materia de la que es huésped y convirtiéndola en materia oscura.
Elemento muy presente en todas
las sagas mitológicas y sus derivaciones audiovisuales, por ejemplo en el
subgénero de la “sword & sorcery”
(recuerdo al respecto la ominosa oscuridad que se comía literalmente el mundo féerico de
Legend, la olvidada película de Ridley Scott).
Y estos elfos, aunque sean
oscuros, pertenecen a ese mundo mitológico. Incluso las mismas exequias de la
reina Frigga (Renée Russo) nos remiten al folklore nórdico.
Las action-scenes
son resueltas con solvente oficio en el filme desde el mismo prólogo, pasando por el asedio de
Asgard y la huída de Thor y Loki en las
naves voladoras de la ciudad mítica para atraer a Malekith y derrotarlo , naves
que por cierto resuenan como las vainas que pilotaba Annakin en Tattoine (¿será
casualidad que haya intervenido el equipo de Skywalker Sound ?)
Thor y sus amigos en el campo de batalla |
Convergencias ….
La
primera convergencia sería de tipo
empresarial. Disney hoy en día, tras la absorción de Marvel y LucasFilms, es el
mayor imperio del entretenimiento audiovisual. Los exclusivos derechos de autor
respecto de la nómina de personajes de Marvel Comics así como las posibilidades
de merchandising en cualquier producto futuro supondrán una notable optimización
de resultados económicos que podran reinvertirse en el aspecto creativo….., aunque no siempre
ocurre así.
La segunda convergencia, esta vez sí, es de orden diegético. La física Jane
Foster le da el nombre de “anomalía gravitacional” que es un efecto de la
alineación de los nueve mundos con la tierra (Midgard) y que puede abrir una
conexión entre ellos, como si un agujero de gusano espacial se tratase. Este es
el concepto clave que vertebra todo el entramado argumental
En las action-scenes
podría rastrearse la tercera convergencia , la que se
produce entre el arte gráfico y el audiovisual.
Se ha filmado respetando la cinética en las
luchas de Thor, con lo que el movimiento /look de las viñetas se convierte en
storyboards animados, en escenas. Y esa traducción se produce sin descuidar lo
que al cine le es propio, el ritmo y el montaje, consiguiendo redondear un
efecto que ya se había visto en “The Avengers”.
Ritmo que se ejemplifica en la composición de
una secuencia concreta que rompe la convencional alternancia entre las
peripecias que viven los grupos de personajes: aquella en la que Thor y sus
amigos planean traicionar las órdenes de Odin como mal menor para conseguir un
bien mayor; mientras se desgrana el plan los flash-forwards se entrecalan para traducir
visualmente la estrategia de acción. Con lo que esa sección del filme cobra un
impulso más fluído hacia la siguiente secuencia.
Pero el aspecto que presenta más convergencia
entre propósitos y resultados es la fusión del fenómeno de alineación planetaria
y la teoría de los puentes de Einstein-Rosen( agujeros de gusano) aplicada al
basamento argumental del filme.
La alineación de los astros como recurso
dramático no es nueva (recordemos "Pitch Black" ), ni la de viajar de
un plano a otro por distintos espacios ( el transportador de la nave
Enterprise), pero aquí presenciamos una secuencia que resulta más eficaz y
brillante que el desenlace que preludia. En ella Malekith
( villano megalomaníaco de trasnochado estilismo ) y Thor se enzarzan en
un combate que atraviesa una y otra vez varios mundos consiguiendo el único
instante en que convergen con plausible acierto humor y acción.
Otro aspecto remarcable , por abundar en las
exíguas cualidades del filme , que asegura la esencial convergencia del público
y su butaca es el diseño de los “end
titles” perpetrados con originalidad
por Blur Studios, así como la dinámica orquestación de la Philarmonic Orchestra
dirigida esta vez por Brian Tyler.
… y Avergencias
"Thor: el mundo oscuro" adolece de
una acumulación de ingredientes con severas
arritmias en su vertebración .
Tras un prólogo prometedor (esa backstory tan utilizada en la heroic-fantasy, o los fairy tales) el filme confía su ritmo a
la consabida alternancia entre varias líneas de acción que tienden a converger
en un climax ulterior. Sin embargo, el guión filmado por Alan Taylor aunque se
maneja esta estructura, los resultados distan de los conseguidos por ejemplo,
en Star Wars, donde ninguna línea perdía intensidad e interés.
Es posible que la escritura a diez manos de
la historia y el guión sea parte responsable, además del ya mencionado
propósito de "la Casa de las Ideas" de ofrecer ingredientes para
todos los paladares sin reparar en alergias e intolerancias.
Un guión donde a) se ha pasado de puntillas por el trasunto
trágico de las relaciones paterno-filiales que son una constante en los álbumes
dibujados de Thor y en las que Kenneth Brannagh había insistido off course, además de desaprovecharse la
talla interpretativa de Anthony Hopkins que no pasa de ser un cameo de lujo; b)
la alternancia entre los bloques " acción (asedio) a Asgard / humor e
investigación en Midgard" , lejos de mantener un equilibrio en cuanto a
textura visual y "timing" hace que ese mundo oscuro del título pierda
"punch" ante las retinas del patio de butacas; c) el conflicto
amoroso se congela en esta secuela y Natalie Swan Portman es infrautilizada hasta la irritación: se limita a ser un
señuelo argumental para el bloque que cuenta la desobediencia-huida-rescate del protagonista ;
d) el filme está lastrado por secuencias prescindibles que insisten en lo dicho
en el punto b (el exhibicionismo televisado del Dr. Selvig, un Skarsgard cuyo
talento parece haberse confundido de película y sobre cuya secuencia filmada en Stonehenge
afirma: "el clima inglés no es adecuado
para correr desnudo").
Pero también tenemos personajes erráticos como el propio interno ( Jonathan Howard) de la
becaria Darcy y del que nadie se acuerda.
Pero la mayor avergencia la representa toda la puesta en escena de los” malos
oficiales”, esos Elfos Oscuros que nos demuestran una vez más (similar caso el de los
necróferos del universo Riddick) que la creación de un antagonista letal no
necesita de prótesis ni de máscaras, ni del prestado gesto facial de un Nosferatu,
ni de lentillas, ni de diseños de naves
verticales, ni de la invención ex profeso de una jerga elfa que requiera
subtitulado (un deja vú que nos devuelve a los klíngons del universo trekkie).
Se echa en falta un mayor trabajo de dramatización
para dar mayor entidad a este "cast" oscuro, trabajando quizá la idea
de la pérdida de su planeta y raza (genocidio) por los asgardianos para poder
establecer así más zonas grises en la dialéctica entre el Bien y el Mal.
Sigo preguntándome por qué muchos proyectos con suculentos
presupuestos se limitan a crear "landscapes"
fantásticos sólo para impresionar y no emocionar a la audiencia , descuidando
el interés en desmarcarse de lo que se entiende por "blockbuster"( el
best-seller cinematográfico): algo intenso y distraído pero olvidable.
La intención de Alan Taylor y su equipo era " ampliar
Asgard más allá de los muros del palacio de Odín", expandiendo a ojos del
espectador la percepción de la ciudad dorada, haciéndola más cercana y realista.
Hay un momento en que sí consigue superar el efecto de "postal
virtual", rebasar los límites de un escenario sin proyección dramática en
la escena de las exequias de Frigga (Rene Russo) con un nocturno poético deudor
de la mitología nórdica, donde sí se extrae un buen partido a esa localización
real que son las cascadas islandesas de Dettifoss.
Secuencia que surge como una "blue note" perdida en medio
de un adocenado festín digital. El trabajo del diseñador de producción ,
Charles Wood, responsable también del look en "Wrath of the Titans", resulta a mi juicio un poco saturado en
lo que respecta al cromatismo y la composición de los exteriores asgardianos.
Los personajes del mundo
oscuro.
En el capítulo de los personajes (ojo, no de
la actuación que en este caso está muy supeditada a la linealidad o no en la
escritura de los personajes ) hay un par de aciertos.
El primero no es desconocido para la
comunidad de aficionados que han visto y comentado en la red el filme: el
personaje que más se ha cuidado en cuanto a profundidad y progresión es el de
Loki que sigue creciendo en interés desde el filme precedente, ayudado por esa
versatilidad expresiva que es el rostro de Hiddleston, ambigüedad en la
intención y el sentimiento y que destaca , por inevitable contraste, con el
resto de las interpretaciones, decididamente planas.
Funciona eso sí la mayor presencia , que no
protagonismo, dada a los personajes del entorno del héroe – Sif, Fandral, Hogun y Volstagg además de a Heimdall el
centinela que esta vez tiene una escena propia para lucirse-, con vistas a su ulterior utilización para
regocijo de fans.
Sin embargo, la cara oscura la pone el
personaje ídem de Malekith. Desconozco el tratamiento que le ha dado Walt
Simonson a esta creación suya pero un personaje que ha transitado por el
universo Marvel durante casi tres décadas no se merece que lo reduzcan a mera
excusa para estimular la testosterona del héroe.
Tan sólo una sombra: un bosquejo más que un carácter, un
antagonista que no está a la altura y que además nos deja indiferentes.
En las notas de producción, el actor que lo
encarna (Christopher Eccleston) afirmaba: "Yo quería que Malekith tuviera sentido del humor porque creo que eso
indica inteligencia. Si tienes un villano inteligente significa que los héroes
son realmente buenos para atraparlo". Es evidente que no le han hecho
caso. A lo sumo, el único sentido que se consigue destilar de su personaje es
el de lo fúnebre.
Me queda la duda de si el editor- Dan
Lebental de la saga Iron Man – por
imperativos de producción se ha dejado en la sala de montaje pedazos de película
que pudieran redimensionarlo en el seno de la historia.
Y
todavía un apunte más: la línea argumental que cuenta la reactivación de los
Elfos dormidos, su búsqueda del "Eter" y el afán de destrucción de
Asgard, es una losa que contribuye a la pérdida de intensidad general en la trama
principal que no es otra que la recuperación y/o destrucción del Eter en cuanto
arma aniquiladora de mundos.
Una duda que deseo compatir: ¿es cosa mía o
es tendencia de los responsables de casting
elegir a actores con parecida geografía facial para encarnar a villanos?
Fíjense sino en los parecidos razonables entre Lord Mariscal (Colm Feore) en
"Crónicas de Riddick" y nuestro ominoso Elfo oscuro (Christopher Eccleston).
En los foros de la película hay quien hubiera
preferido a Mads Mikkelsen o Michael Shannon para este papel, sobre todo
después de haber visto al Draco de "Clash of Titans" o al General Zod
en el "reboot" de Superman.
También se ha cuestionado la calidad
interpretativa de Mr. Hemsworth en sus intervenciones como el dios de Asgard que tal vez se correspondan con su función
arquetípica. Es un personaje “blanco” en origen , como otros superhéroes de
Marvel en cuyos cuadernillos dibujados las variaciones sólo llegaban con la diversidad
de rasgos y habilidades de los villanos.
Es evidente que el carácter de su hermanastro
Loki resulta más atractivo para un actor por su gama de matices, por esa
ambigüedad que añade profundidad a la saga marveliana.
Si decimos que Hemsworth no resulta versátil,
desde una perspectiva icónica, para enfundarse
en la piel de Thor, deberíamos prohibir también las viejas películas de Tarzán
que lleven a Weissmüller en sus rollos por considerar que resultaba mejor
nadador que actor.
No nos liemos: Thor no lleva a Shakespeare en
sus genes aunque lo parezca. Otra cosa
es que al personaje se le defina con más complejidad en el guión y que en esta
secuela se reduzca a pasar de puntillas sobre el conflicto interior de cuál es
su lugar en el universo, si al lado de Foster como protector de la Tierra, u
ocupando sus responsabilidades en el trono de los dioses. Démosle pues un voto
de confianza.
Cameos y "Easter-eggs"
Stan Lee en su acostumbrado cameo aparece
esta vez en una escena cómica en que Eric Selvig explica con un par de zapatos
en qué consiste la convergencia. Lo que parece una master class muestra , en contraplano, que la audiencia no es universitaria sino de
frenopático.
Hay dos "easter-eggs" o escenas
post-créditos que, una vez más, prueban
la paciencia del espectador avisado y resultan
ser el postre ideal para los incondicionales.
Una de ellas es una especie de epílogo
humorístico que cierra con romance y comicidad algunas subtramas del filme, y
de cuya autoría se ha desentendido Alan
Taylor pidiendo públicamente disculpas por su estética impropia y su estilo
extravagante.
La segunda escena ha sido filmada por James
Gunn, el director de Los Guardianes de la
Galaxia , versión cinematográfica de un equipo de superhéroes publicados
por Marvel Comics y que tiene previsto su estreno para agosto de 2014. En ella
aparece un caracterizado Benicio del Toro encarnando a "El Coleccionista"
y que pronuncia enigmáticas palabras que sirven de calculado reclamo para ese inminente estreno
de los Marvel Studios.
Binomio Disney-Marvel: el cálculo o la
emoción.
En la red se han ido desgranando algunas
causas que, para muchos, han sido las culpables de que las expectativas de esta
secuela no se hayan colmado.
La percepción de que se trata de un
entretenimiento frio e impersonal; más un cúmulo de decisiones tomadas en torno
a la mesa de producción que una película; de que huele más a manufactura dentro de un
calculado plan de producción que a producto audiovisual con pretensiones de calidad.
Se llega a decir que "Thor: el mundo oscuro" luce sin alma (Juan
Pairet/ elseptimoarte.net).
En otras webs como "Lavozenoff.net"
opinan lo mismo al comentar que esta secuela forma parte de un puzzle
millonario que se impulsa con el extraordinario taquillazo que supuso "The
Avengers" donde convergen las distintas piezas del puzzle previo y que,
como parte de un todo no podrá ser tan espectacular como lo será presuntamente
la secuela de aquélla (The Avengers 2). Se sugiere un fraude de intenciones al
opinar que "parece estar diseñada
con una espectacularidad contenida y una obsolescencia programada con el fin de
no competir con el próximo proyecto estrella, la secuela de "Los
Vengadores". Y de nuevo se habla de producto calculado, sin vida ni
alma.
En la misma línea se aprecia el comentario de
Juan Ontiveros desde la web "Elantepenúltimomohicano" que considera a
esta secuela de Thor como uno de los aperitivos (junto con los Iron Man-3 y Capitan
América: el soldado de invierno) que alimentan el hype
al que tienden a converger todas ellas: "Los Vengadores 2: La Era de
Ultrón".
Siendo películas extremadamente sensibles a
su propio aparato productivo- afirma-" que
prioriza el maíz frente al
libreto".
Con todo esto es evidente que la autoría queda diluída y como comenta
Leslie Felperin en el Hollywood Reporter:
With a project so firmly
supervised by its studio, it´s hard to tell how much director Alan Taylor
should be credited or blamed for the finished result.
Lo mismo podría decirse del
quinteto que elaboró la historia (Yost, Markus, McFeely, Rodat y Payne) que
parecen esforzarse en traducir respetuosamente el universo creado por Jack
Kirby y Stan Lee en un trabajo a diez manos que en su pase por pantalla se
resiente en sus propias costuras.
En resumen: un producto de
entretenimiento familiar sin novedades pero con caídas de intensidad en su dislocado
diseño a base de humor y acción con el fin de seducir a todas las audiencias
sin descuidar el guiño a los comiqueros.
Justin Chang, de Variety abunda sobre
lo dicho más arriba: "El último bloque de Disney/Marvel de brioso e intrascendente entretenimiento en 3D es una aventura enérgica aunque poco original (...) Un show de efectos especiales robusto pero impersonal".
También nos adherimos a la sentencia de Mr. Felperin acerca de esta
secuela:
" Too much hammer
time, not enough fun, except when Loki´s onscreen".
Y no me extraña: se diseñaron
cerca de treinta martillos para Thor, de
varios pesos según sus diferentes usos.
En fin, para gustos……..
No hay comentarios:
Publicar un comentario