miércoles, 4 de diciembre de 2013

RIDDIK: VUELVE EL FURYANO DE LOS OJOS ECLIPSADOS



¿ PITCH BLACK II o RIDDICK  I ?

Propuestas como la saga de Riddick funcionan mejor por concentración que por expansión. Es la diferencia entre el filme inicial y su continuación cronológica. Los elementos conceptuales que encandilaron en la primera entrega-  la recreación visual del miedo atávico a la oscuridad y las criaturas letales, una especie de marabunta de diseño- , junto con la presentación de un personaje de hechuras ambíguas definido más por lo que se calla que por lo que expresa , desaparecen en la soap opera con ínfulas de blockbuster en que se convirtió su continuación.





En esta nueva entrega el guionista-cineasta David Twohy parece haber tomado nota del escoramiento de la saga y recupera el tono visual minimalista del filme original, intentando además conjugar las secuencias de acción con una atmósfera de suspense prestada de otros géneros solubles ,y a la que sacaron tan buen partido en su guión los hermanos Wheat.

La voice over de Riddick , que ya desde el prólogo pone ese contrapunto irónico que refuerza el carácter cínico de quien se ríe de su suerte (que mucho han aprovechado otros action-man como McClane- alias "Jungla de Cristal") ,  marca el giro de intención de esta nueva propuesta : "Digamos que había cometido el error de civilizarme : tenía que recuperar mi naturaleza animal"

Cronológicamente esta entrega ocurre en un tiempo posterior al mostrado en Las Crónicas de Riddick (The Chronicles of Riddick, 2004) como muestra ese flash-back inicial a modo de eslabón narrativo que nos deja en el punto de partida de este nuevo relato , inicio que sirve sobre todo como declaración de intenciones  al abandonar a su suerte el universo necrófero y sus barroquismos . Twohy tiene claro cuál es el referente que le interesa seguir, y es Eclipse Mortal (Pitch Black, 2000).
Y aquí empiezan las dudas sobre si bajo la estética y estructura no se esconde  en realidad una paráfrasis del filme original.

Parece que estamos ante el mismo esquema: paisaje ignoto y hostil teñido de una especial luminosidad ,  aparición de un nuevo bestiario local – una hibridación de velociraptor y escorpión en este caso - y  de nuevo, reducción de los personajes a un mínimo grupo en conflicto.

Estar exento de la exigencia de arquitecturas urbanas digitales  o de cacharrería de diseño en esta película podrían ayudar a financiar nuevas sendas creativas; sin embargo el cineasta no parece escatimar gastos en la plausible elaboración digital de los monstruos como puede verse en los primeros veinte minutos en los que la bestia digitalizada  pone a prueba el instinto animal del furyano.
La mayoría de la comunidad cinéfila y crítica coincide en señalar que esta parte es la más sustanciosa, un fragmento de "survival movie" con una intensidad que , por desgracia, no se recupera hasta la llegada de la escena final .

Twohy ha querido aquí invertir el proceso de su primer filme mostrando en acción a la bestia al principio de la película en vez de dosificar su aparición sugiriendo gradualmente los efectos de su hostilidad. En todo caso, la llegada del grupo mercenario al secarral que define el planeta desconocido, supone un cambio de ritmo en el relato que despilfarra esa intensidad inicial.

A diferencia del casting del filme original en Riddick (ídem, 2013) ya no hay un grupo civil de supervivientes sino dos grupos de cazarecompensas. Y este doble equipo de mercenarios, el de Santana (Jordi Molla) y el de Josh (Matt Nable), sirven de pretexto para  el enfrentamiento de contrarios: el anárquico grupo de Santana contra la disciplina marcial del capitaneado por Jefe Josh. Incluso puede que alguien vea un apunte racista vía tópico , o puede ser casual que el equipo más insubordinado esté formado por latinos (Díaz, Luna, Santana, Vargas).

"Father"Josh ( Matt Nable )
  Este grupo de coro- con excepción, por razones diegéticas, de Josh- integra en su mayoría arquetipos con un recorrido previsible por mucho que puedan agradar  a nuestras expectativas. Por ejemplo el personaje de Dahl que comparte genética con Sonja, la guerrera (Red Sonja,1985) , con Lara Croft: Tomb Raider (ídem,2003), con la Selene de Underworld (ídem, 2003) o con la Mallory Kane de Indomable (Haywire, 2011) es la misma action-woman autosuficiente (de acuerdo, con un punto levemente paródico) pero cuya testosterona no impide que finalmente sucumba al hormonado antihéroe . O por ejemplo el patético Santana que  por su afición al exterminio y al desastre recibe  su merecido como mandan los cánones ; lo que nos  lleva a pensar en la existencia de esquemas recurrentes.

¿Pero he dicho fórmula?

Bueno, la cuestión esencial estriba en valorar si Riddick consigue avanzar en la creación de mundos y personajes o no pasa de ser una reedición tuneada del original.
Veamos algunos paralelismos :

El aterrizaje (forzoso) en el planeta de los tres soles se convierte aquí en un abandono (forzoso) por parte de los necróferos que aparecen tan solo como refresco para la memoria del espectador.

Las criaturas que en Pitch Black habitan la oscuridad de los nidos-chimenea se transforman aquí en criaturas anfibias que viven en insólitas charcas.

Desde el guión vuelve a jugarse la baza de  "la mala fortuna siempre puede empeorar" : mientras Riddik sobrevive al acoso de los mercenarios, éstos deben llegar a una alianza con su presa para hacer frente a una hostilidad mayor .
Ocurre hacia la mitad del metraje , tras  el giro que preludia la advertencia del " ahí fuera hay algo peor que yo a lo que debéis temer: algo salvaje y letal": ¿nos suena de algo?.

La oscuridad por el eclipse de cada veintidós años ahora es sustituida por una tormenta que allana el terreno a las criaturas confinadas en las charcas, de modo que una amenaza (ausencia de luz) se canjea por otra (presencia de tormenta) con los mismos efectos: servir de teloneras de las criaturas asesinas.
Y aún más, en esta reiteración de recursos argumentales algo se pierde por el camino:

En primer lugar, la dialéctica luz (seguridad) / oscuridad (amenaza) presentada en su aspecto visceral y no metafórico no encuentra en la salvaje tormenta un digno equivalente a no ser que ésta alcanzase el nivel de diluvio universal.

En segundo lugar, la ambigüedad provocada por la presentación de Riddick - ¿es un depredador o un superviviente?- jugaba una baza por efecto sorpresa que aquí ya se encuentra amortizada.
Esa ausencia de efecto sorpresa exige al personaje moverse por otros parámetros que no se vislumbran , con lo que no hay nuevos matices que añadir al personaje.
Eso sí, vuelven a exhibirse  los atributos del antihéroe: sangre fría, rapidez, cinismo, recelo frente a los humanos, carácter solitario… pero sin añadir nada que enriquezca ese perfil.

Por otra parte, el grupo de supervivientes que interactuaba con el reo en el primer filme se sustituye aquí no por uno sino dos grupos de mercenarios de cualidades antagónicas que reducen la interacción de Riddick con el grupo humano e incluso lo hacen desaparecer de foco durante un buen tramo. Pero además esta reducción protagónica del personaje estelar en el guión, es cubierta por un sumatorio de escenas en las que se juega con otras texturas genéricas.

Esa mezcolanza genérica instalada en la parte central del filme consigue distraer el tono que más rentabiliza la saga: el del suspense que se alimenta de los horrores ocultos en los confines del espacio.

Santana (Jordi Molla)
  En este sentido, surgen apuntes gore (la muerte de Santana) o de humor negro ( la identidad de la cabeza que va a parar a la caja de cristal ); o escenas morosas, pretendidamente cómicas y un tanto artificiales que son arritmias innecesarias en el pulso del filme y me refiero al momento en que Santana titubea en su intento de ver si los módulos de energía continúan o no en su contenedor.

En relación con la utillería y gadgets empleados en este tipo de cine, decir que la tecnología tiene una presencia ocasional y subalterna, no estructural a diferencia de otros filmes inscritos en un género tan heterogéneo como la sci-fi  (desde una serie A como Transformers (ídem, 2007) hasta la serie B  de luxe como Los siete magníficos del espacio (Battle beyond the stars, 1980) donde sí está omnipresente.
En Riddick vuelve a replegarse a un segundo plano, actuando más como telón de fondo debido a que lo que interesa es conseguir un tono más acorde con el suspense o el horror que con la aventura épica espacial o las distopías trufadas de urbanismos fantásticos; o sea, buscar más lo atmosférico que lo decorativo o descriptivo.

 LA EVOLUCIÓN DEL PERSONAJE

Riddick es básicamente un personaje originario de la aventura (género de amplios y difusos márgenes) que es trasplantado a los mundos que recrea la ciencia-ficción.

Provisto, por tanto, de cualidades extraordinarias como las que fascinaban en los héroes mitológicos;  y de destrezas fuera de lo común que apelan al inconsciente colectivo.
Pertenece a una estirpe que se beneficia de una intensa identificación emocional por parte del público: los antihéroes que, a diferencia de los héroes por genética (como el joven  Skywalker de Tatooine) no están llamados a seguir ninguna empresa gloriosa sino que, como Conan el cimmerio, son arrastrados a ellas por los avatares de la casualidad.

Riddick recupera la quintaesencia del personaje superviviente, luchando aquí por partida doble, con un medio hostil y con  depredadores humanos. Se inscribe pues en la nómina de personajes de cine que han mostrado sus habilidades para sobrevivir convertidos en héroes a su pesar, o mejor en antihéroes, como Jeremiah Jhonson (ídem,1972), el Burt Reynolds de Deliverance (ídem, 1972) , la  Allison (Melissa George) de Un buen lugar para morir (A lonely place to die ,2011) o el John Otway (Liam Neeson) de Infierno Blanco (The Grey, 2012), añadiendo unas gotas de la indolencia de Robocop y de la irreverencia de McClane (esa risa retadora e inoportuna mientras la nave refugio está siendo cercada por una marabunta de criaturas).

Esta entrega nos devuelve al  Riddick más irreverente (su enervante pasividad en situaciones de peligro o  el extemporáneo cálculo de probabilidades de sobrevivir ante una amenaza cierta) y recurre nuevamente a la presencia del fuera de campo  para acentuar el rasgo "fantasmático" del personaje .

Sus apariciones en escena se dosifican para acentuar esa "habilidad felina" que invierte  la dualidad cazador-presa (cuando arrastra fuera del círculo de luz defensivo hacia  la oscuridad a un mercenario, casi en un fundido a negro), pero la alterna con otra habilidad de mago circense (la impresión de ubicuidad; la arrogante cercanía cuando todos le creen lejos.) Y ese juego de apariciones/desapariciones como elemento definidor es en este caso una recurrencia positiva.

… Sin embargo esta nueva entrega carece de avances sustanciales. Riddick sigue exhibiendo su recelo hacia el género humano aunque,  como en las dos películas que la preceden, al final se convierta en líder a su pesar. Sólo el "dingo" digital, entrañable escudero y compañero de viaje, hace que asome cierto sentido de la amistad, sugiriendo que de tanto recorrer metros de película, la soledad empieza a pesar sobre los hombros del furyano.


EN RESUMEN

El séptimo arte ya ha recorrido lo suficiente como para que, a semejanza de la literatura, disponga de estándares visuales, narrativos y conceptuales.  Podría decirse que a nivel conceptual, deliberadamente o no , el tándem "Pitch Black- Riddick" es deudor de la tradición "Alien" que de un modo brillante combinó recursos del género slasher, del suspense y de la sci-fi; pero un tándem con vocación de desmarcarse como producto de  calidad de las decenas de filmes exploitation que sobre el terror espacial han servido de carne de videoclub.

Riddik y su "animal de compañía".


Lo mejor de la saga (extirpada la segunda entrega por coherencia) es su falta de pretensiones ,  su vocación de producto lúdico que no incurre en alardes pero se toma en serio y que  valoriza más  lo atmosférico que la acción por saturación. Y a esto contribuye en gran medida la optimización visual de los efectos digitales y una acertado diseño de escenarios y criaturas .

… pero no siendo un guión tan pretencioso como su precedente, el filme peca de acomodaticio, de manejar recursos atractivos y de probada eficacia aún sin ser capaz de subvertirlos o trascenderlos.

Coincido con Jordi Pardo (ZN cine) en que David Twohy deja en stand by la historia del personaje que a todos nos interesaría ver, sin profundizar en el mito, centrándose tan solo en reeditar lo que se ha visto en Pitch Black.

En cuanto al hiperacelerado clímax, lo único que permite que no se desmorone es la verosimilitud que a ese desenlace otorga el personaje de Jefe Josh, que más que una cabeza a precio busca respuestas; el único personaje- como se ha dicho-  que se aleja del trazo plano y de la caricatura.

Destacar a  Juan Carlos Gustems , doblador de actores como Wesley Snipes o Stallone, además de Vin Diesel, voz  que se lleva el cuarenta por ciento del mérito.
No olvidemos que su voz slow y grave hace más por el personaje que sus proezas físicas, que Riddick debe más a  la habilidad del guión que al genio interpretativo (al menos hasta la fecha).

Mencionar también la partitura de Graeme Revell, el compositor neozelandés que ya antes había orquestado filmes fantásticos como The Crow (ídem, 1994),  Daredevil (ídem, 2003) o la mencionada Tomb Raider.

Confiemos en que Towhy vuelva sobre el personaje manteniendo esa tonalidad genérica , siga concentrado en pequeños grupos de personajes y se ocupe de  expandir el mundo interior del furyano y no el exterior, a través de historias que hagan avanzar al personaje por esos mundos remotos y completen el puzzle del universo Riddick aún por escribir.

Un buen reto para el director sería filmar las causas que han llevado a Riddick a su condición de proscrito, sin necesidad de hacer una precuela; o inventarse puntos vulnerables  (¿psicoafectivos?) que pongan a prueba su frialdad y su tendencia a no quedarse en ninguna lugar.
Riddick regresa con eficacia a la estética y contención del original pero quedándose a vivir en el limbo de las expectativas. Creo que muchos fans estarían interesados en descubrir  tiempos no mostrados todavía en la saga: ese pasado y  futuro del "hombre de los ojos eclipsados".

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